El barco Vasa
El Vasa, uno de los tesoros más emblemáticos de la historia naval sueca, representa tanto el ingenio como la tragedia. Construido en 1628, este majestuoso barco de guerra simbolizaba el poderío militar del imperio sueco en su apogeo. Sin embargo, su trágico hundimiento durante su viaje inaugural, apenas a minutos de zarpar, lo convirtió en un recordatorio de los peligros de la ambición desmedida. Durante más de tres siglos, el Vasa permaneció en silencio bajo las aguas del Báltico hasta que fue rescatado en 1961, asombrando al mundo por su impresionante estado de conservación y permitiendo una ventana única al pasado glorioso de Suecia.
EL BARCO VASA
Manuel Velasco
Pero de este "baño de sangre de Estocolmo", como se le recuerda, se libró Gustavo Vasa, hijo de uno de los nobles ejecutados, que organizó a los campesinos desde el interior del país y logró expulsar a los daneses, lo que supuso el final de la Unión de Kalmar y la consiguiente independencia sueca. Gustavo fue coronado en 1523, dando origen a la dinastía Vasa que reinó durante 150 años.
A uno de sus descendientes, el rey Gustavo II Adolfo, se debe la época de mayor expansión comercial y militar de Suecia. A él también se debe la construcción del barco que constituye uno de los mayores orgullos de los suecos actuales.
El buque insignia real Vasa fue construido como parte de la nueva flota que serviría para mantener el predominio sueco sobre el mar Báltico, frente a la dura competencia de daneses, alemanes, polacos y rusos. Pero, parece ser que los constructores tuvieron que acelerar su trabajo, aceptando unas medidas que no eran adecuadas al proyecto inicial de la nave. Eso fue determinante para que al Vasa le durase muy poco el récord de ser el navío más grande y poderoso de su tiempo; justo hasta el mismo día de su botadura, el domingo 10 de agosto de 1628, a las 3 de la tarde. Algunos minutos después de zarpar, una ráfaga de viento le hizo escorar, entrando abundante agua por las cañoneras y mandándolo derecho al fondo del mar.
Se calcula que ese día podría haber a bordo unas doscientas personas: a la dotación de ciento treinta y cinco hombres que el barco tenía asignada hay que sumar esposas e hijos que, según costumbres de la época, tenían permiso para dar una vuelta por la bahía antes del viaje inaugural. No se ha encontrado ningún documento que indique exactamente el número de muertos, pero se cree que fueron unos cincuenta.
Justo tres días después comenzó el primer fallido intento de rescate del barco. Hubo muchos otros posteriores, pero el peso de la nave era excesivo para ser izada con los precarios medios de la época, centrándose estos intentos más que nada en la recuperación de los cañones, de los que se consiguieron rescatar cincuenta y tres usando campanas de inmersión.
En el mar Báltico no existen los moluscos teredo navalis, también llamados bromas, gusanos de los barcos o termitas de mar, que viven en las maderas sumergidas o flotantes, pero siempre que sea en agua muy salada. Así, aunque los barcos contemporáneos fueron desapareciendo por "motivos naturales" -combates, naufragios y desguaces-, el V asa permaneció en el fondo del mar. A lo largo de más de trescientos años llegó a formar parte de las leyendas del pasado hasta que en 1956 el arqueólogo submarino Anders Franzen lo descubrió e inició, junto a submarinistas de la Armada sueca, el increíble proyecto de rescatarlo desde el interior de la montaña de limo que lo cubría a unos treinta y cinco metros de profundidad.
La primera acción fue perforar seis túneles bajo el casco con agua a presión para poder sujetar unos cables de acero y llevarlo hasta aguas menos profundas, desde donde sería definitivamente rescatado el 24 de abril de 1961, izado desde dos plataformas flotantes. No menos complicado y costoso fue el subsiguiente proyecto de reconstrucción pieza a pieza, así como la clasificación de unos catorce mil objetos que había en su interior, como armas, piezas de ropa, monedas, adornos, utensilios y herramientas de todo tipo. Para recuperar los objetos más pequeños, fue necesario cribar miles de metros cúbicos de lodo.
La decoración, aparentemente excesiva para un barco de guerra, estaba en consonancia con el espíritu de la época, cuando era preciso dar una imagen de poder y esplendor ante los demás. Esta profusa decoración estaba compuesta por más de mil esculturas de madera, todas distintas y realizadas de forma individual. Sirenas, guerreros, emperadores romanos, angeles, escudos y blasones. Se conoce el nombre de tres grandes tallistas que trabajaron en el Vasa: los alemanes Clausink y Redtmer y el holandés Thesson. Todas las figuras estuvieron policromadas y muchas de ellas recamadas en oro auténtico. En las baterías de los costados, cuando tenían las portas levantadas, se podían ver cabezas de leones furiosos pintadas en marrón sobre fondo rojo. En la popa, dos grifones sostienen la corona sobre la cabeza del rey, con las iniciales GARS (Gustavus Adolphus Rex Sueciae).
DATOS TECNICOS DEL VASA:
Eslora: 62 metros
Ancho máximo: 11,7 metros
Altura: 4,7 metros
Popa: 20 metros
Altura del palo mayor: 50 metros
Desplazamiento: 1210 toneladas
Superficie de velamen: 1275 metros cuadrados
Artículo publicado en las revistas Geomundo y Enigmas de la Arqueología
La versión completa del texto está en el libro Territorio Vikingo
La versión completa del texto está en el libro Territorio Vikingo
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